Conciertos y exhibiciones, solo falta la declaración de feriado para afirmar que todo Buenos Aires festejó los 70 años del músico y compositor Carlos Alberto García Moreno, mejor conocido como el legendario Charly García.
En el teatro Colón, un concierto de Fito Páez tocando composiciones de García casi fue el evento principal. Un concierto gratuito con reserva previa de entradas que hizo colapsar al Gobierno de Buenos Aires por la cantidad de fanáticos de ambos músicos que querían ser testigos de aquel homenaje.
Pero lo cierto es que aún los que quedaron fuera de este show no tuvieron que buscar mucho para encontrar uno más entre tantos homenajes en los que sonó la música de Charly en instrumentos, parlantes o incluso a capella desde varias gargantas porteñas.
La sorpresa fue que el evento principal se dio en el Centro Cultural Kirchner (CCK), donde más de 40 músicos tocaron canciones de Charly en diferentes estilos. Jazz, rock y pop sonaron para un público presencial, pero también en transmisión desde YouTube para quienes no pudieron asistir o que festejaban a Charly desde varios rincones del mundo.
En ese mismo edificio, una exoficina postal, se llevó a cabo un show/exhibición llamado TRIP, una experiencia sobre Charly García, con grabaciones y fotografías de toda la carrera del argentino, mientras que en otros pisos hubo charlas y conversatorios sobre su carrera musical.
Pero todos por igual esperaban la aparición del fundador de bandas como Sui Generis, Serú Giran y La Máquina de Hacer Pájaros, quien se alejó del ojo público desde la cuarentena por COVID-19 y cuyo último concierto fue el 11 de diciembre de 2019 en el estadio Luna Park.
Y aquellos que más esperaron tuvieron su premio, pues el artista de oído absoluto entró en escena en el CCK, cuando ya habían pasado varias horas de shows . De traje blanco, en el brazo una cinta con su lema Say No More (SNM) y un sombrero en la cabeza, así vestía García quien cantó con su voz descascarada sus hits Cerca de la Revolución, Promesas sobre el bidet, Raros peinados nuevos y Demoliendo hoteles.
Junto a él estuvo su banda habitual, además de las cantantes Rosa Ortega, Hilda Lizarazu y Fito Páez. Fueron ellos quienes apoyaron a un García al que le pesaba la edad. Se notaba en su dificultad para movilizarse, en el hecho de que no se movió del piano durante su corto pero emotivo set, que cerró con Canción para mi muerte, un tema que escribió antes de cumplir los 20 años y que grabó en Vida, su primer disco con el dúo Sui Generis.
Lejos de ahí, el teatro San Martín, diferentes locales de San Telmo, espacios callejeros de La Recoleta y un gran montón de etcéteras sirvieron para que los más añejos recordaran su juventud con la música que los hizo quienes son hoy, pero también para que los más jóvenes entraran en contacto con este importante ícono del rock.
UNA TRAYECTORIA DE REINVENCIONES
Ya en 2019, en su presentación en el Luna Park, los años pesaban en el performance del argentino, al menos en su voz y movimientos, no así en el piano, un instrumento que García aprovechó en muchas dimensiones en sus 52 años de carrera musical. En ese entonces muchos se cuestionaron si la edad terminaría por derrotar a García.
“Tengo mis dudas de que eso le pase a Charly”, dijo a La Razón la bajista, tecladista y crítica musical Laura Ballesteros. “Toda su vida ha buscado reconstruirse y por eso es que es uno de los mejores músicos latinoamericanos. Y sí, eso igual lo llevó a las drogas, pero siempre rebotó, siempre pudo componer un disco brutal, luego volver a las drogas en un bucle de autodestrucción y genialidades porque el Charly tiene una capacidad de reinvención con la que otros apenas sueñan”, aseveró.
Ya de entrada fue un prodigio. Tenía tres años cuando descubrió su oído absoluto, una facultad que hace que, más que oír, de alguna forma “se pueda ver con los oídos”. En aquella etapa de formación todo era música clásica para este Charly infante, mimado y adinerado que, luego, a sus 12 años ya era todo un profesor de conservatorio.
“Entonces descubre a los Beatles y su mundo gira, se trastoca, se vuelca y cambia”, narró Ballesteros. “Mucho después funda Sui Generis, casi se muere y compone Canción para mi muerte, la gente lo aclama, pero no tanto y luego, así como así, le agarran fanatismo a una banda en la que él compone todo (por eso Nito equivale a suertudo)”, añadió la músico boliviana, desde Roma, Italia.
“Un quiebre importante para Charly es cuando compone Instituciones, canción que la gente rechaza. Ese fue el siguiente quiebre, porque se deprimió, disolvió Sui Generis, fundó La Máquina de Hacer Pájaros y sacó rock progresivo muy avanzado para la Argentina de los setentas”, contó Ballesteros.
En 1978 funda Serú Girán junto a David Lebón, Pedro Aznar y Óscar Moro, donde encuentra un balance creativo hasta que la banda se disuelve por iniciativa de Aznar. Podría decirse que ahí empieza, oficialmente, la carrera solista de un Charly que, tras visitar Estados Unidos, compone el icónico disco Clics Modernos y lo estrena en una Argentina marcada por la Guerra de las Malvinas, un país que en la década de 1980 impulsó su industria musical para que los argentinos dejaran de consumir lo foráneo.
“Su carrera, es decir su vida, es una lucha contra los estancamientos. Los creativos, los de las drogas, los de su país, de sus amigos, de su edad. Charly es ese viejo cabrón que siempre intenta. Se mueve, no se rinde ante la inercia, no esperará a que sus recuerdos lo conviertan en un mueble más. O al menos eso es lo que queremos creer los fanáticos que amamos su capacidad de reinventarse”, añadió Ballesteros antes de marcharse a tocar en un homenaje al argentino en un bolichito romano.
FUENTE: LA RAZÓN