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San Matías: Un falso ocaso de atardecer a las 6 de la mañana

6:30 de la mañana aproximadamente, el camino acentúa el color rojizo de los rayos del sol que brotan entre las ramas de árboles sin hojas, el cielo recrea un falso ocaso de atardecer. Son como 15 horas de viaje en carretera desde la ciudad de Santa Cruz, nos encontramos en la localidad de Candelaria, en uno de los campamentos del Área Natural de Manejo Integrado San Matías, sin embargo, el panorama no es muy alentador a simple vista, ya son 17 días desde que inició el incendio.

Los incendios forestales en la actualidad son una de las formas por la cual las actividades antrópicas ejercen presión a los recursos naturales, ecosistemas y biodiversidad, el fuego es utilizado de manera indiscriminada en la época seca del año, que para nuestro hemisferio Sur se extiende entre los meses de mayo a noviembre. Estos eventos tienen la probabilidad de convertirse en incendios, al ser alimentados por la misma masa vegetal, ya sea pastizal o boscosa. Para el caso de Bolivia, la mayoría de los incendios forestales se dan con mayor ocurrencia y principalmente en la región oriental, sin descartar que pueda ocurrir un incendio en la zona occidental.

En la mayoría de las áreas protegidas de carácter nacional existe población dentro de éstas, los eventos de quema suceden dentro y en colindancia de las mismas.

El Área Natural de Manejo Integrado San Matías San Matías se encuentra ubicado al Este del Departamento de Santa Cruz, los municipios que están dentro del área protegida son: San Matías, San Rafael, San José de Chiquitos, Roboré y Puerto Suarez.

Según la Guía Práctica de procedimientos del SERNAP, ésta es  considerada la segunda área protegida más grande de Bolivia con una superficie de 2.918.500 ha, representa el humedal más extenso albergando una gran diversidad de fauna y flora. El clima es subtropical amazónico, con temperaturas medias anuales que oscila entre los 20º C y los 32º C, la época de lluvias se inicia en diciembre hasta marzo o abril del siguiente año, con un promedio de precipitación anual que varía entre los 925 mm. y los 2.013 mm. El Área Natural de Manejo Integrado San Matías se encuentra en una topografía entre los 1210 msnm. en la Serranía de Sunsás y 88 msnm. en la Laguna Mandioré, con paisajes propios de serranías y zonas bajas de pantanal. El área protegida geológicamente se encuentra sobre el macizo precámbrico chiquitano, perteneciendo a la cuenca del río de La Plata.

Existen 874 especies de flora identificadas, las especies más representativas son el morado, cuchi, roble, soto, tajibos blanco, amarillo y rosado, alcornoque, cedro. Jichituriqui, chaáco, curupaú, mora, cuta, cuta blanca, tacuara, caraguatá, lapako, trompillo y palmares extensos de la palma real, motacú, totaí y victorias. Entre la fauna representativa se destacan el yacaré, londra, tortugas,de tierra, sicurí, boyé, cascabel de chonono, ciervo de los pantanos, gama o ciervo de las pampas, manechi, pecarí y el taitetú, registrándose la presencia de jaguares, borochi, ocelote, anta, huaso, urina, jochi calacha, jochi pintado, pejichi, tatú, pío, paraba azul, águila harpia, martin pescador, cardenal y el águila negra. Existe dentro del área protegida existen poblaciones de origen Chiquitano y Ayoreo.

El área protegida ANMI San Matías fue creado por Decreto Supremo Nº 24734 del 31 de julio de 1997, cuyos objetivos de creación están relacionados a la conservación de los bosques secos tropicales, de ecosistemas de bosques y sabanas arboladas caducifolios de las serranías de Sunsas, San Matías se constituye en un atractivo turístico de gran valor, encontrándose representación de especies de mamíferos grandes en peligro de extinción, así también, debido a la proximidad con el Parque Nacional Pantanal Matogrossense do Brasil, permitirá el establecimiento de un corredor de fauna y flora que potenciarán la conservación en ambas áreas y finalmente promover de actividades productivas que se enmarquen en las políticas de desarrollo sostenible.

El ANMI San Matías tiene ocurrencia de incendios en los últimos tres años, desde la gestión 2018, 2019, 2020, de acuerdo al registro de focos de calor para estas gestiones dentro de áreas protegidas.                                                    

De acuerdo a monitoreo satelital a través de la plataforma FIMS NASA, se registraron focos de calor en el sector Norte del Área Natural de Manejo Integrado San Matías, desde el 01 de agosto de 2021, para el tercer día de monitoreo del avance y ubicación de los focos de calor, estos incrementaron en número y en espacio. Las condiciones del estado de la vegetación, escases de agua y viento fueron los factores favorables para el avance del incendio con dirección Suroeste, a la semana se activa el Centro de Operaciones de Emergencias, presidido por el Viceministerio de Defensa Civil, con la participación de la Policía Nacional, Autoridad de Fiscalización y Control Social de Bosques y Tierras (ABT), Servicio Nacional de Áreas Protegidas a través del ANMI San Matías, Gobierno Autónomo Departamental de Santa Cruz, bomberos voluntarios y bomberos forestales.

Hacia los 7 días del incontrolable avance del fuego, mismo que ya había recorrido gran parte del territorio del Municipio de San Matías, se declara en emergencia por desastre de incendios.

Las acciones son encabezadas por el Viceministerio de Defensa Civil, que en los días siguientes gestiona y realiza el sobrevuelo en helicóptero en toda la zona del incendio, para desventura de quienes esperamos agua que aplaque el fuego, se realizaron algunas descargas de agua, sin gran fortuna, no se cumplió con el objetivo, la estrategia aérea fallida no impidió que el fuego avance sin tregua y gran velocidad, destrozando todo a su paso.

El ANMI San Matías se quema, una de las 22 áreas protegidas de carácter nacional, sufre la desgracia del fuego en su territorio, entonces, todas las áreas protegidas del Departamento de Santa Cruz se organizan en su socorro, PN ANMI Amboró, PN ANMI Otuquis, PN ANMI Kaa Iya del Gran Chaco, PN Noel Kempff Mercado y de Tarija al PN ANMI Serranía del Aguaragüe. Se organizan en brigadas todos los guardaparques y jefes de protección concentrados en el Campamento de Candelaria.

Son 17 días de incendio, llegando al Campamento de Candelaria lugar de concentración de los guardaparques, nos encontramos sin servicios básicos, aquellos que se hacen precisos después de una ardua jornada debajo del sol, inhalando humo, por largos periodos de estar sin alimento alguno, las condiciones son escasas, no existe forma de comunicarse con las ciudades, puesto que ni la señal telefónica llega. Llegamos conjuntamente guardaparques del ANMI El Palmar del Departamento de Chuquisaca. Los guardaparques como cada mañana se organizan para empezar la jornada de lucha contra el fuego, para esta fecha ya se tenían 3597 focos de calor dentro del área protegida.

El Centro de Operaciones de Emergencias, comandado por las Fuerzas Armadas, contaban con el apoyo de aproximadamente 150 personas instaladas en el lugar; sin embargo, el esfuerzo humano era rebasado totalmente por el fuego, la logística es insuficiente, la gasolina escasea, con lo cual se mueven vehículos, orugas y toda la maquinaria necesaria para habilitar el ingreso de las cisternas que llevan agua hasta las zonas donde se tienen incendios activos.

Es un recorrido para la identificación del efecto del fuego en su paso, el paisaje es desolador y triste, los árboles envestidos de luto petrificados en el momento del transcurso del fuego, son las voces de los seres vivos callados y ausentes ahora.

Se denota la afectación al paisaje, a los ecosistemas y por relación directa a las especies no solo de flora sino también de fauna, impactando directamente en su hábitat, la población del Caimán Yacaré, sufrió hasta el último día de incendio la escases de agua en sus estanques, la zona de distribución de la paraba azul (especie emblemática del ANMI San Matías).

Ése triste paisaje se mantuvo durante más de 2 meses, los daños son irreparables e irreversibles cuando se trata de recursos naturales, del habitad de especies de flora y fauna donde la rehabilitación ecológica es lenta.

Estando allí en el lugar, sintiendo el olor a fuego, respirando humo y con la ropa y los cabellos llenos de cenizas, voluntarios, lugareños y especialistas, consideran que se necesita más que una planificación terrestre para aplacar el fuego, se requiere de una proyección que incluya un método más eficaz y rápido como el aéreo.

En los últimos años ha habido un incremento de incendios dentro de territorios indígenas, áreas protegidas y áreas de producción forestal permanente, es decir, en los bosques. Ha sido una situación recurrente por dos factores: el primero tiene que ver con el cambio climático, porque las condiciones ambientales han ido cambiando, y el segundo con una política muy vinculada a la ampliación de la frontera agrícola.

Resultados presentados en el libro Incendios en territorios indígenas de las tierras bajas de Bolivia revelan que entre los años 2010 y 2020, la superficie quemada acumulada superó los 5 millones de ha. dentro de 58 territorios indígenas titulados.

Ante el inevitable sentimiento de dolor, tras las catástrofes humanas y ambientales que derivan en cada uno de los incendios, todavía se buscan soluciones, la innovación aporta ya nuevos y eficaces instrumentos de combate. Sin embargo, la lucha más fuerte es la batalla silenciosa de la prevención que pasa por una “política integrada en la gestión de los incendios” en cuya base se encuentra una buena ordenación del territorio (desarrollo rural, ordenación forestal, protección de la biodiversidad, gestión de riesgos, etc.), siendo adecuada para cada espacio territorial y para cada ecosistema, pero, sobre todo, de forma prioritaria, por una profunda educación ambiental y alfabetización ecológica.

Periodista: Karen Margareth Ramirez Andia

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